Hoy es un día que entra en la historia, se inicia una nueva etapa con el recien llegado León XIV, aprocechamos el evento para ver el vaticano a través del cine.
La figura del Papa ha fascinado al cine desde sus primeros pasos, no solo como líder de la Iglesia Católica, sino como símbolo de poder espiritual, intriga política y conflicto interior. A lo largo del siglo XX y XXI, el Vaticano ha sido escenario de relatos que oscilan entre la reverencia, la crítica y la ficción especulativa, sirviendo como telón de fondo para explorar las tensiones entre fe, poder y humanidad.

El cine clásico trató al Papa con solemnidad. Películas como El proceso de Juana de Arco (1962) o Las sandalias del pescador (1968), basada en la novela de Morris West, humanizan al Pontífice en tiempos de crisis global. En esta última, Anthony Quinn interpreta a un Papa ruso en plena Guerra Fría que se enfrenta al dilema moral de abrir las reservas del Vaticano para alimentar a millones de chinos hambrientos. La película subraya una imagen compasiva, moderna y comprometida del Papa como líder ético en un mundo dividido.
Con el paso del tiempo, el cine comenzó a explorar aspectos más oscuros y polémicos. El Padrino III (1990) insinuaba vínculos entre la mafia y el banco del Vaticano, y más recientemente, Ángeles y demonios (2009), basada en la novela de Dan Brown, juega con conspiraciones dentro de la Curia Romana, enfrentando ciencia y religión. Aunque ficcionalizadas, estas representaciones muestran una percepción más crítica y en ocasiones sensacionalista del Vaticano como institución política.
Una de las obras más destacadas en este ámbito es The Two Popes (2019), de Fernando Meirelles. Basada en hechos reales, retrata el diálogo entre el Papa Benedicto XVI (Anthony Hopkins) y el entonces cardenal Jorge Bergoglio (Jonathan Pryce), hoy Papa Francisco. La película es un ejercicio de empatía y contraste entre dos visiones de Iglesia: la conservadora y la reformista. Sin caer en caricaturas, revela la humanidad de ambos líderes y sus dudas internas, acercando la figura papal al espectador contemporáneo.
También el documental ha jugado un papel relevante. El Papa Francisco: Un hombre de palabra (2018) Wim Wenders Francesco (2020), de Evgeny Afineevsky, presentan al Papa Francisco como una figura profundamente comprometida con los derechos humanos, el medio ambiente y la inclusión, incluyendo sus declaraciones sobre la unión civil para parejas homosexuales, lo que generó tanto apoyo como polémica en sectores eclesiásticos.
En televisión, la figura papal ha sido revisitada con audacia. The Young Pope (2016) y The New Pope (2020), de Paolo Sorrentino, retratan a un Papa ficticio, Pío XIII, interpretado por Jude Law, y posteriormente al Papa interpretado por John Malkovich. Estas series, barrocas y provocadoras, se sumergen en el poder, la fe y la identidad personal del Pontífice, combinando irreverencia con momentos de intensa espiritualidad. Son reflexiones modernas sobre la institución más antigua del mundo, adaptadas al lenguaje contemporáneo.
La representación del Papa en el cine y la televisión no es simplemente religiosa, sino profundamente humana y política. Es un espejo del mundo que lo rodea y de los valores que, para bien o para mal, se proyectan sobre la figura que lleva el anillo del Pescador.
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